LECCION 7 ISRAEL VIAJA AL SINAI


ISRAEL VIAJA AL SINAI
OBJETIVO: ANALIZAR EL VIAJE DE ISRAEL AL SINAI, SUS PRUEBAS Y LA CONSTITUCION DE UNA NACION
ISRAEL VIAJA AL SINAÍ  (15:22 – 18:27)

Habiendo anunciado su intención de traer a los israelitas de regreso a la tierra de Canaán, Dios procedió a guiarles en esa dirección. Sin embargo, debido a la preocupación por su seguridad, les condujo por una ruta larga y más segura, hizo que el pueblo diese un rodeo por el camino del desierto hacia el mar Rojo.

Todo el viaje por el desierto había sido muy duro ¿Por qué Dios los guió por semejante  región? Dios tenía varios propósitos concretos:

  • Fue una escuela preparatoria  para disciplinarlos y adiestrarlos por la conquista de la tierra, pues todavía mostraban rasgos de cobardía murmuración y rebeldía.
  • Debían aprender a depender de Dios completamente. El desierto era el lugar donde desarrollarían  su  espiritualidad.
  • Traer a la luz lo que había en sus corazones (Deut. 8:2-3)

PRUEBAS EN EL DESIERTO    (Ex.15:22 – 17:16)

El agua  de Mara    (Ex.15:23-26)

No existe evidencia alguna que el árbol echado en la fuente tuviera propiedades que hicieran potable el agua, Dios la endulzó, y al salir de Mara los condujo a Elim, donde había 70 palmeras.

El maná del Éxodo (Ex.16:14-22)

A pesar de sus murmuraciones Dios les devolvió bien por mal; proveyó codornices y Maná. Si por  incredulidad o avaricia, algunos hebreos guardaban Maná, al día siguiente se llenaba de gusanos y se pudría. Dios  deseaba enseñar a su pueblo por medio del maná a confiar en Él como el proveedor del sustento diario y a no preocuparse por el día de mañana.

EL MANA, es un símbolo profético de Cristo, el pan verdadero, (Jn. 6:32-35) Así como el Maná, Cristo, que vino del cielo tiene que ser recogido o recibido temprano, (Éx. 16.21; 2 Cor. 6:2)

La sed y la peña de Horeb  (Ex 17:1-7)
Los israelitas estaban a punto de apedrear a Moisés y en su incredulidad pusieron a Dios a prueba, hablaron con sarcasmo, con respecto a la presencia de Jehová en medio de ellos (Éx. 17:7), por esto se llamó el lugarMASAH: prueba y MERIBA: rencilla. Como Moisés tuvo que golpear la roca una sola vez, y el agua manaba abundante y en forma continua, así la ira de Dios golpeo a Cristo una sola vez y la corriente del Espíritu fluye aún (Jn. 7:37-39).
Pablo dijo: “la roca era Cristo” (1 Cor.10:4). La peña de Horeb es una figura profética de Cristo herido en el Calvario, y el agua del Espíritu Santo que fue dado después que Jesús fuera crucificado y glorificado.
La guerra con Amalec y la ayuda divina  (Ex 17:8-16)

Los amalecitas eran descendientes de Amalec, nietos de Esaú (Gn. 36:12). Cuando esta tribu atacó a los hebreos, lo hizo por la retaguardia. Dios  cambió su método y permitió que ellos mismos tomaran parte en su propia salvación. Josué dirigió la batalla; ¿Por qué no Moisés? Porque en este caso Moisés estaba por cumplir su función espiritual; la vara representaba: La autoridad de Dios y las manos levantadas la intercesión.

Cuántos ministros necesitan hoy en día a hombres como Aarón y Hur, para sostener sus brazos, (Ex. 17:9-13), Moisés le dio allí el nombre de “JEHOVA NISSI”, reconociendo que el Señor mismo era su libertador y capitán.

Jetro visita a Moisés  (Ex. 18)

Por consejo de Jetro, su suegro, Moisés organiza a Israel en compañía y puso jefes sobre los grupos para arreglar las dificultades. Se puede ver en Moisés al aceptar sugerencias de otros: Sabiduría  y  Humildad.

ISRAEL EN SINAÍ (Ex. 19:40)

EL PACTO DE LA LEY:
Israel  llegó al Monte Sinaí aproximadamente, seis semanas después de su partida del Mar Rojo. Allí permaneció casi un año (Núm. 10:11). Al pie del Monte Sinaí Israel recibió la ley e hizo pacto con Jehová, fue organizado como nación y aceptó a Jehová como su Rey. Esta forma de gobierno se llama: Teocracia =Gobierno cuya autoridad suprema es Dios y está ejercida por sus ministros.

LA LEY EN SINAÍ

La Ley exige perfección (Sal. 19:7-11). Desde que existe la ley, solo un hombre ha podido cumplirla completamente JESUCRISTO. No sólo cumplió la ley, sino que cumplió la pena impuesta por la ley quebrantada, la ley no hizo que el hombre pecara, sino que le mostró que era pecador. La Ley fue quebrantada en los corazones del pueblo, antes que fuese quebrantada por las manos de Moisés. La ley es el espejo, revela pero jamás limpia. La limpieza la ejecuta la sangre de Cristo Nuestro Cordero (1ª Jn 1:9; Jn 1:29).

LOS DIEZ MANDAMIENTOS:  EL DECÁLOGO (Ex.  20:1- 26)
  1. No tendrás dioses ajenos delante de mí.
  2. No te harás imágenes.
  3. No tomarás el nombre de Jehová, tu Dios en vano.
  4. Acuérdate del día de reposo para santificarlo.
  5. Honra a tu padre y  a tu madre.
  6. No matarás.
  7. No cometerás adulterio.
  8. No hurtarás.
  9. No darás falso testimonio.
10. No codiciarás.
En los capítulos 21 al 23 encontramos las leyes civiles y ceremoniales.

EL PACTO VIOLADO Y RENOVADO  (Ex. 31:18 – 34:35)

El becerro de oro  (Ex. 31:18)

A menos de cuarenta días de haber prometido solamente que guardarían la ley, los israelitas quebraron el pacto con el Rey Divino, Israel quería servir a Dios por medio de una imagen, la hicieron  probablemente en forma del dios egipcio: El buey APIS.

Algunos creen que al modelar el becerro de fundición no se pretendía abandonar el culto del único Dios verdadero. Por el contrario, el becerro de fundición debía servir como señal de su presencia. Se ha propuesto la idea de que la decisión de escoger un becerro se debió a que el pueblo se había familiarizado en Egipto con el culto a este tipo de animal.

Esto, sin embargo, es altamente improbable. La fabricación de un becerro evidenciaba la impaciencia de los hebreos y el intento de adorar a Jehová según su criterio y no según la voluntad de Dios. Ello también constituyó una afrenta para el liderazgo de Moisés. En su segunda intervención (32:30-33) Moisés estaba dispuesto a ofrecerse así mismo en lugar de su pueblo y no solamente dar su vida sino también a renunciar a la vida eterna, a fin de obtener misericordia para Israel. DIOS dijo a Moisés que Él no podía hacer lo que le sugería.

Pues con borrar el nombre de Moisés no se lograría mantener los nombres de los pecadores en el libro de la vida; ellos mismos tenían que arrepentirse. La intervención de Moisés fue premiada grandemente. Moisés volvió a subir al monte y el pacto fue renovado, cuando bajó del Monte, su rostro resplandecía con la Gloria de Dios.


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