"AMABLE, APACIBLE”

LECCIÓN 9
"AMABLE, APACIBLE”

“Pero es necesario que el obispo sea... amable, apacible” (1ªTim. 3:3)

OBJETIVO

         El alumno comprenderá la importancia de vencer la agresividad y el legalismo natural de su duro corazón, para“seguir la verdad en amor”, y reflejar en su vida diaria y en el ministerio, la gracia y la verdad.


INTRODUCCIÓN

          Vivimos en una época en que los hombres se aferran a sus derechos legales sin que les importe si afectan a los demás, lo que les importa a ellos es ganar un juicio, o una discusión. A mucha gente no le importa el dolor de los demás, ni le importa la justicia ni la misericordia. Lo único que le importa  es ganar. Muchas congregaciones se han dividido como resultado de actitudes. Todavía hay hombres y comités que se adhieren a la letra de la ley como los antiguos fariseos, pero que están destruyendo la vida, el gozo y la unión de los hermanos. Dios no quiere que seamos como ellos, sino que aprendamos a “seguir la verdad en amor”, que aprendamos a ser apacibles y amables.
          Apacibles: “Amachos”, no pendenciero, no litigioso, no provocador.
          Amable: “Epieikes”, equitativo, moderado, paciente, razonable, no insistente en la letra de la ley.
EL PROBLEMA DE LA INTOLERANCIA Y EL LEGALISMO

           El apóstol Pablo no siempre actuó con madurez. Hubo una ocasión en que se mostró intolerante con Juan Marcos (Hch. 15:36-39). Consideró que no debía ir con ellos al segundo viaje misionero, ya que en el primero los había abandonado. En cambio, Bernabé consideraba que merecía una segunda oportunidad. ¿Quién tenía la razón? Pablo se aferró a que no debía ir. Seguramente tenía alguna base para sostener su punto de vista. Debido a que Bernabé era de otra opinión, Juan Marcos recibió una segunda oportunidad, la cual rindió fruto, pues lo encontramos más tarde sirviendo al Señor (Col. 4:10). Escribió además el evangelio según San Marcos.


Las personas intolerantes no ven la posibilidad de darle a quien falla una segunda oportunidad. ¿Cuántas nos da Dios a nosotros? Debemos aprender que no siempre tenemos  la razón, por más lógico que nos parezca un asunto, por más que parezca que la Biblia nos apoya.  En muchas ocasiones el Señor nos lo ha demostrado con el paso del tiempo. Desgraciadamente, algunos no hemos pedido perdón a quienes salieron afectados, ni hemos cambiado nuestras actitudes todavía.

           Juan y Jacobo recibieron del Señor un apodo no muy agradable: “hijos del trueno” (Mr. 3:17). Eran rápidos para condenar. El fuego estaba en su carácter y en sus palabras. (Luc. 9:51-56). Eran intolerantes con quienes disentían con ellos, y aún entre los mismos apóstoles eran así. Pero ellos fueron corregidos. Y Juan llegó a ser conocido como “el apóstol del amor”.  Debemos tener especial cuidado con los recién convertidos, con los jóvenes que motivados por un celo inmaduro tienden a enojarse y a condenar a todos aquellos que, según su propio modo de ver las cosas, no cumplen con el Señor. Nuestra tarea es corregirles y enseñarles a tener paciencia con los hermanos.

Mateo 12:1-8 es otro ejemplo, de los muchos que hay en los evangelios, de personas intolerantes, fanáticas y legalistas, que miran la paja en el ojo ajeno. Son los buscadores de pajas. Iban con el Señor, pero iban buscando fallas, errores y pecados. ¡Y según ellos los encontraron! Personas así no pueden ni deben ser pastores / ancianos. Pues para apacentar la grey del Señor se necesita mucha paciencia, tolerancia, se necesita ser compasivo y razonable, pues las debilidades y enfermedades de las ovejas son muchas. Personas autoritarias, litigiosas, impositivas, pueden echar a perder lo que al Señor le costó su sangre. La iglesia necesita hombres con corazón de pastor, no líderes que empujan y obligan a las ovejas a marchar a su paso. Tenemos que ser como Jacob cuando rehusó ir al paso de Esaú; su razón era: “los niños son tiernos, y tengo ovejas y vacas paridas; y si las fatigan, en un día morirán todas las ovejas” (Gen. 33:13).
   

 ¿Cómo es una persona legalista?

Mateo 15:1-9; 22:15-18 __________________________________________________
Hechos 15:24 __________________________________________________________
2ªCor 10:12,18 _________________________________________________________
2ªCor 11:18; Gálatas 2:4; 6:12 ____________________________________________
Resume lo que es un legalista  _____________________________________________ 


LA NECESIDAD DE UN CARÁCTER AMABLE Y APACIBLE
La palabra “amables”, no se refiere solo a la cortesía y al trato tierno con que se debe tratar a todas las personas. Se refiere mayormente a una madurez intelectual que nos ayuda a:          * Ser pacientes con los que no cambian o maduran fácilmente.
                        * Ser comprensivos con las debilidades y fallas de los creyentes.
                        * Ser ecuánimes en momentos de fuerte presión.
                        * Ser imparciales en problemas de hermanos que apreciamos.
                        * Ser razonables con quienes disienten de nosotros.
                        * Ser bondadosos con quienes son “duros” contra nosotros.
No hay palabra que resuma la expresiva riqueza del vocablo griego de donde se traduce la palabra “amable”. Es “la moderación que reconoce aquellos aspectos impracticables que resquebrajan la ley formal”

Hay ocasiones en que la aplicación literal de la ley puede llegar a ser un error  moral, o puede empujar a cometer un error contra otro principio de la ley de Dios (Mat. 23:23). Si Dios nos aplicara otra norma que la de la ley, ¿cómo nos iría? Ni siquiera a Israel le aplicó en todo el tiempo el peso de la ley. Debemos reconocer que hay ocasiones en que las circunstancias y necesidades verdaderas son superiores al cumplimiento de la ley (Mat. 12:1-5). Esto lo notó el sacerdote que le dio el pan de la proposición a David y sus hombres.
Mateo 15:1-8 es el mejor consejo del Señor tocante a este asunto: “No seas legalista”. No seamos tan quisquillosos en el asunto de querer aplicar a todo problema todo punto de la ley, no sea que estemos, al igual que los fariseos, condenando a los inocentes (Mat. 12:7) por ejemplo: el problema surge cuando algún creyente empieza a fijarse en detalles y empieza criticar y a condenar a todos aquellos que, según su parecer, (pero que no especifica la Biblia) no están caminando como debieran en cosas como lo largo del cabello, lo largo de la falda, el pantalón y el maquillaje de las hermanas, etc. ¡Tal actitud resulta muy poco amigable!
 En Tito 3:2 se requiere que todos los cristianos seamos “amables” (Epieikes) para con todos los hombres, no solo en el sentido de cortesía, sino de acuerdo al contexto, que seamos sumisos ante las autoridades, que mostremos toda mansedumbre para con todos los hombres. Gente dura, como los cretenses, necesita de manera especial ser “amable”. Tal sumisión, tal mansedumbre, tal buena voluntad dispuesta a ceder, siempre y cuando no viole un principio más alto en nuestra relación con Dios, debe mostrarse para con todos los hombres.

 En Filipenses 4:5 Dios nos señala que “nuestra gentileza (Epieikes) debe ser conocida por todos los hombres”. Cada ser humano que nos rodea y que tiene que convivir con nosotros, debe recibir el beneficio de convivir con una persona sociable y comunicativa, cordial y comprensiva, cariñosa y considerada, bondadosa y de actitud positiva. Todas y cada  una de estas palabras están comprendidas en el adjetivoEpieikes (amable). La amabilidad es parte de la sabiduría de lo alto (Stg. 3:17). ¡Que Dios nos conceda de su sabiduría para que logremos ser como Él espera que seamos con quienes nos rodean!

 En 2ªCor 10:1 el apóstol tomó como base de su ruego a los hermanos de Corinto: “la mansedumbre y ternura (Epieikes) de Cristo”. La ternura (amabilidad) de Cristo la transmitió en su ruego. Pablo tenía autoridad y osadía, pero prefería ser “amable”, “tierno” con aquellos que lo acusaban de usar armas carnales en la extensión del evangelio. No quería usar de la autoridad que el Señor le había dado para edificación (2ªCor. 10:8), más bien esperaba que aquellos que lo atacaban se arrepintieran.

          Pablo quería ser indulgente, amable, condescendiente, tierno y bondadoso con aquellos que lo atacaban. ¡Que no lo obligaran a ser osado! (2ªCor. 10:2). Definitivamente el hombre “amable” no es implacable con quienes se oponen a él, no es legalista en la aplicación de la ley de Dios, no es extremista ni fanático respecto a los detalles y errores de la grey del Señor.


¿De qué manera mostró Moisés “amabilidad” y mansedumbre con Coré y su séquito (Núm. 16:1-50)?
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          ¿Has sufrido alguna situación parecida (cuando dos o más miembros de la congregación se juntan para atacarte, o para tratar de quitarte como anciano)? ¿Qué has hecho? ¿Lo puedes compartir con tu equipo?
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          ¿De qué manera podemos ser “amables” sin ser solapadores? ¿De qué manera podemos ser mansos sin que nos tomen de tontos?
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EJERCICIO (Le sugerimos que haga el ejercicio)
Contesta las siguientes preguntas de carácter personal
1o. Pide a tu esposa e hijos que te digan si eres apacible y amable.
2o. Pide a tus co-ancianos que evalúen si tu carácter es apacible y amable
3o. Responde honesta y sinceramente:

a)  ¿Eres imparcial en tus juicios ____________________________________
b) ¿Eres razonable con quiénes piensan diferente que tú __________________
c). ¿Eres impositivo en tus ideas? ____________________________________
d). ¿Eres tolerante con quienes no son como tú? _________________________
e) ¿Eres autoritario con tu familia? ___________________________________
f) ¿Eres autoritario en la congregación? _______________________________
4o. ¿Cómo reaccionas cuando...
a). Los otros ancianos no aceptan tu opinión o decisión:
___________________________________
b). Los otros ancianos no están de acuerdo con tus proyectos: 
_________________________________________________________________
5. La congregación, tu familia y tus compañeros de trabajo:
a) ¿Piensan que es difícil tener buenas relaciones contigo? __________________
b) ¿Te tienen miedo o confianza? ______________________________________

CONCLUSIÓN
Cada uno de los aspectos de la palabra “amable”, solo pueden venir del Espíritu Santo. Pues para estas cosas: ¿Quién es suficiente? ¿Quién por naturaleza tiene un corazón “tierno”, sensible, paciente con los errores de los demás? La congregación necesita pastores de corazón firme, pero también amable. Esforcémonos en el Señor para reflejar, bondad, entusiasmo y cordialidad, para que así seamos de bendición a quienes nos rodean, comenzando con nuestra propia familia.





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